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Unisex.
Las costumbres hacen leyes. Y las leyes sirven para defender nuestros intereses y derechos. No es de extrañar que gente se manifieste por nuevos derechos, pero también por cambiar las reglas que están vigentes. De hecho, muchas veces, estas leyes o costumbres, construyen bases difíciles de flanquear por las nuevas olas de pensamiento que llegan a nuestros días.
La palabra unisex, me encanta. Recuerdo que la primera vez que la escuché fue con mi primera fragancia de pseudo-adulto, que me regalaron a los 10 años "Agua De Vida", dejando atrás años de niñez con aroma a Nenuco y Heno de Pravía. Me encantaba y no solo por su aroma fresco y juvenil, si no porque me hizo pensar en lo que acabaría siendo mi costumbre de la identificación de la unisexualidad. Costumbre que es complicado que llegue a ser ley o, que al menos, dejen de mirarme como un bicho raro.
La actualidad social nos impone una diferenciación desde hace épocas. Las mujeres faldas y los hombres chinos, las mujeres se maquillan los hombres no deben, las mujeres son coquetas mientras que los hombres tienen que ser rudos. Muchos estereotipos dentro de nuestras costumbres nos inundan la idea de que nuevas ideas no puedan llegar a buen puerto. Y, estas olas de pensamientos, no son tan fuertes para derribar esos diques costumbristas que no nos dejan coger nuestro lugar en tierra firme.
Mis grandes admirados han utilizado falda pese a su género: Ruper Everett, Pelayo, Marc Jacobs... Y muchos diseñadores, desde la inicial idea de Jean-Paul Gaultier en el año 1985, han intentado incorporarla sin éxito. ¿Dónde reside el principio de ese descarte social sobre la falda masculina?
Las grandes civilizaciones, como la Romana, ataviaban a sus guerreros con una minifalda de cuero para la batalla, las faldas escocesas siguen siendo una prenda importante tradicional y desde el principio de la historia los reyes, nobles y clérigos se vestían con telas con caidas verticales hasta los pies, sin patrón de unión entre las piernas.
Independientemenete, la moda llama a la unión entre sexos y no solo para la procreación. Eliminar las diferencias para llegar a vestirnos con lo mismo. De hecho, a mí me hace mucha gracia la gente que utiliza el concepto boyfriend creyendo que es un tipo de diseño exclusivo de las mujeres. Es un tipo de patrón masculino que el tiro ciertamente, es ideal para cualquier tipo de entrepierna.
Agender, Kling, Play Out, BOY, son algunas de las firmas que no encuentran su nicho de mercado en España. Hombres y mujeres que no se rinden a las leyes de los estereotipados géneros; pero son poco conocidas. Cojamos mejor el caso de David Delfín (nuestro transgresor español favorito) o Raf Simmons; quienes dejan rienda suelta a su imaginación sin rendirse a estos estereotipos y cazando las tendencias neoyorquinas, que tienen allí muchísimo éxito, como es el caso de la firma Personnel Of NewYork, donde su colección está dividida en Men, Women y EveryOne. Por otro lado, cruzando el charco, en Londres, los almacenes Selfridges de Oxford abrirán este día 12 de Marzo tres plantas enteras para estas marcas nominadas como Agenders (Sin género).
Pero siendo francos. Aunque a mi me encanten los traje de falda "masculinos", o más bien agenders, seamos claros: ¿Os imagináis ir con uno de ellos a una entrevista de trabajo en España aunque sea para un puesto en el mundo de la moda? ¿O a una reunión? ¿Por qué en España no se permite esa realidad sin género? Además ¿No nos traería consigo la verdadera igualdad entre hombres y mujeres?...
Viniendo a cuento, creo que he sido contestado acabando mi Zumo de Naranja, en el escritorio que siempre me tienen reservado en el Cafelito; ya que, una chica muy moderna, acaba de exclamar, en este mismo instante, "¡Ahhhh, que el baño es unisex!..." con una admiración con un pequeño toque de rechazo. En defensa de la chica diré que fue muy sutil, pero se ha notado.
Ainsi c'est la vie... Tu as une question et la vie te responde.
Rubén Alexandre.
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