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Pasarela de Adoquines


Periódico Lavapiés Octubre 2015.

Volar e imaginar.
Rubén Alexandre.
Fotografía de Brian Genio.

eptiembre se ha ido volando y con él nos queda la vuelta al cole (para algunos traumática y para otros ansiada) y la visión futurista de las grandes pasarelas internacionales de la moda.

Nueva York, Madrid, Londres, Milan, París... parafraseando a Hemingway, esta última ha vuelto a ser una fiesta.

Las fronteras desaparecieron dejándonos a todos, en cualquier lugar del mundo, poder seguir todos los próximos modelos de los diseñadores más importantes del mundo a través de la plataforma de Mercedes Benz Fashion Week. Uniendo a todos los fashionistas, seguidores y curiosos de lo que se va a avecinar esta Primavera-Verano del año que en unos meses entrará.

Un viaje que no sólo creaba la unión conjunta de distintas ciudades por un mismo fin si no que, también, sin darnos cuenta nos teletransportaba al futuro de la próxima temporada (sin aún haber acabado esta) para ya ir fantaseando qué te pondrás para esas escapadas a las playas recónditas de Eivissa, Gandía y As Rías Baixas que te encanta visitar, ese vestido que piensas ponerte en la boda de tu mejor amiga que se casa el año que viene (y la corbata a juego que piensas ponerle a tu acompañante) o el estilo que cogerás para ese retiro que necesitas en el pueblo para huir del calor asfixiante de nuestra querida ciudad.

Este hecho me hizo pensar en la posibilidad de que el mundo fuera así. Imaginaros que a través de una plataforma “in streaming” nos dieran imágenes en directo de todo lo que pasa de relevancia en el mundo; sin que te lo cuenten, viendo y haciendo tu propia interpretación de lo que estas viendo. Y si añadiésemos la posibilidad de llegar un poco más allá y que, libremente, pudiéramos elegir (sin aduanas, sellos de visados y permisos burocráticos absurdos) donde estar en cada momento. ¿No sería increíble?
No solo en el tema de las fashion weeks, si no en general. Que cuando llegaras a un control en cualquier aeropuerto la respuesta “vengo a ver si aquí encuentro mi sitio” fuera totalmente aceptada y se pusiera de moda. Que los médicos y sanitarios pudieran plantarse ir a África por el simple deseo de ayudar, que una chica que quiere aprender un idioma y cumplir sus sueños se pueda sentir libre de intentar llevarlos a cabo, que alguien a quién la guerra le dejó sin nada pueda buscarse otro sitio donde comenzar de cero sin prejuicios.

Un mundo idílico y utópico que no será posible por la idea general de que esto conllevaría a una auténtica entropia; sin darse cuenta de que a través de nuestros deseos y sueños nos organizaríamos de forma natural. Sería un mundo más feliz porque todos estaríamos perteneciendo a un conjunto organizado de dicha y estaríamos dónde queremos estar, siendo el orden natural de las cosas.

Este sistema lo he pensado, mientras descansaba de tanta pasarela y futurismo inmediato, paseando por el Hostal de Los Reyes Católicos de Santiago de Compostela. Su estructura central está organizada a través de unos patios correlacionados y unidos de uno a otro por unos arcos (que pese a ser románicos son de bastante altura) y que permite el paso de uno a otro sin ningún otro impedimento más que el aire que respiramos. Así, de repente, acabé el recorrido de los patios en el dedicado a mi evangelista favorito, San Lucas. Aquel que escribió eso de: “No juzguéis si no queréis juzgados”.
Y mirando al opulento arco por el que me conectaba al patio de San Marcos automáticamente pensé en una idea que me encantaría compartir en este artículo con todos ustedes:

¿Porque no abrimos arcos similares en nuestros muros de intolerancia y miedo para dejar paso libre a que una persona que huye de un fatal sino entre en Europa para encontrar cobijo, una persona que quiera vestirse vaya a Nueva York o que una persona que quiere soñar, vuele?

No cerremos puertas a los demás si luego vamos a querer que nos abran una ventana.


Periódico Lavapiés Septiembre 2015

¿Somos eternos?
Rubén Alexandre
y Silvia Calvete.

El otro día me encontré con la persona más sonriente que he conocido en el mundo. Siento que esa mujer siempre estuvo en esta vida para enseñarme a dibujar mi mejor sonrisa en cualquier momento, fueran cuales fueran las circunstancias de la vida. Años de desempleo y los dos senos perdidos por un fatal sino no merecido por nadie pero que, a diario, está presente en nuestras vidas y nos infunde un miedo horrible. Porque quién no ha conocido a alguien que la haya sufrido, que la haya vencido pero, también , a alguien a quién el pulso del cáncer le haya vencido...

La verdad es que viendo el rosa que está girando la esquina en el calendario hoy no dejo de teclear emocionándome a cada idea que me pasa por la cabeza. Además, no dejo de pensar en las miles de mujeres que tienen que luchar con lo establecido para salir adelante y seguir siendo ellas mismas, aunque su reflejo les de la sensación de pensar que no lo son.

Mujeres que con un par de ovarios (discúlpenme la expresión) salen cada día a seguir sus vidas porque quieren vivir. Mujeres que crecieron con la idea de que la feminidad se valora en proporción al tamaño de sus opulentos pechos y del largo de su melena. Marcas de un canon que pierden tras una horrible enfermedad y que luego, obviamente, su conflicto interno debe de ser devastador para su psique. Algo nada fácil de lidiar cada vez que se miran a un espejo.

Intentando ser empático; yo me imagino sin mi pelo, mis cejas (mi seña de identidad por antonomasia), pálido, con la piel reseca y cuarteada a causa de la quimio... Y me digo: “¿Es esto entonces lo que importa? ¿A qué narices le estoy dando importancia en mi día a día estando sano?”. Una enseñanza que me aportan ellas (las 26.000 mujeres que en el año se diagnostica Cáncer de mama en España), las verdaderas heroínas que son capaces de darme una enseñanza tan importante.

Mujeres que, gracias al carácter que tienen implícito en su género, saben luchar y sacan fuerzas para afrontar estas absurdas adversidades que la vanidad impuesta por una sociedad machista les acompleja; para continuar poniéndoles cada día la mejor de sus sonrisas a su parejas, a sus hijos, a sus seres queridos y al mundo. Personas que se superan porque comprenden que la vida es efímera, que no estamos aquí por tiempo ilimitado y que hay que seguir adelante pase lo que pase. Llegando a comprender que somos una pequeña parte de un ciclo.

Solemos vivir de espaldas a la muerte, como si nos creyésemos eternos o que eso de morir joven o enfermo solo le pasa a las personas con menos suerte. Y no; solo sabemos que estamos aquí y ahora, el mañana es muy incierto.

También aquí me acuerdo de Manola, una mujer que fue como una abuela cuando era pequeño y que actualmente, no borra su sonrisa aunque esté enfermita. Y también me acuerdo de mi tía, que le acabó cogiendo gusto su look garçon después de sobrevivir a un cáncer de mama.

Si alguien es capaz de hacer que nuestra vida sea rosa son ellas. Las mujeres que luchan por salir adelante y que no dejan que nada las pare, que no dejan que un cáncer las amargue y que todos los días tengan fuerzas para sonreír y decirnos que nos quieren, porque alguno de ellos puede ser el último. Son supervivientes y mis grandes ejemplos a seguir. Mujeres que cada año, pese al miedo que puede dar que les encuentren algo, se hacen una mamografía. Esas mujeres que cuando les comunican un resultado maligno, superan el shock en tiempo récord porque saben que quieren vivir. Mujeres, que ninguna se lo merece, pero que el destino les da esta zancadilla. Pero que ellas siempre encuentran un apoyo para levantarse, aunque se trate de una suelo de arenas movedizas.
Mujeres que aprenden el verdadero significado de la vida, de una manera injusta, pero que gracias a ellas lo conocemos y les imponemos el rosa como bandera porque ellas lo valen. Lo que nos enseñan es que: Nacemos y morimos sin nada, todo lo que te llevas de esta vida es el corazón lleno de vivencias y de satisfacción si has dado lo mejor de ti en cada momento y se dan cuenta de que lo bonito en esta vida es la vida misma, disfrutar de un café, de un libro, saltar en un charco como cuando eras pequeño o echar una carrera detrás del autobús y, paradójicamente, la vida empieza a tener más sentido cuando nos enfrentamos a perderla. Comenzando a pensar menos y sentir más, amar más fuerte y decir “te quiero” más a menudo.

Todo lo demás podrá esperar; tu vida nunca, tu vida jamás. (…).

Este mes cogeré mi botella de agua y lazo rosa, compraré mi Vogue que destinará una cantidad de dinero para la lucha de esta enfermedad, iré a animar en la “Carrera de la Mujer” (este 20 de Septiembre en A Coruña) como hago cada año y, sobretodo, seguiré haciendo mi vida lo más cotidianamente, como hacen ellas. Pero, siendo consciente de que ese rosa me ha enseñado a vivir cada momento con más intensidad y de darme cuenta de que hay mucha gente que sufre de muchas maneras y que, ninguno tenemos la exclusividad del sufrimiento. Que dibujar una sonrisa no cuesta tanto y que si ellas son capaces de hacerlo, me tengo que obligar a hacerlo por ellas.

Dedicado a todas las mujeres y en especial a vosotras, luchadoras y guerreras, que nos dais más sentido a este mundo y que con vuestro coraje nos servís de Musas para que nuestro día a día tenga más sentido. Mujeres Rosas. Mucho ánimo de parte de todo el equipo del periódico.



Periódico Lavapiés Agosto 2015.

Un año desfilando.
Rubén Alexandre.



Érase una vez un barrio en cuyo corazón se levantaba un edificio lleno de colores y un reloj de sol que marcaba, sin atención de sus vecinos, las horas reales de un Sol al que sus minutos quedaban perdidos. Perdidos igual que todos sus habitantes; ricos en cultura, en diversidad y belleza, pero anodinos, por una fama que no tiene nada que ver con la realidad.

Ahí, en el edificio de la Vela un joven comenzó a fijarse en los pasos de cada uno de esos héroes, sus vecinos que tanto admira. Aquellos que cada mañana veía ayudar a abrir el alma de un mercado con topónimo santoral, aquellos extranjeros que a las siete de la mañana ya se están buscando el pan de cada día aunque un reino donde priman las injustas reglas de las fronteras, se lo pusiera difícil. Aquella mujer que, pese a su depresión, siempre nos pone su radio a todo volumen y vemos como se embriaga del ritmo de su tocadiscos en la terraza de su piso. Sin olvidar a ese hostelero, quiosquero y estanquera; que hacen que su café con leche, su cigarro y su vogue fueran uno en esa terraza tan guay. Siempre intentando huir de esos acomplejados malos que quieren reinar en los mundos sin sombra. Complejos como los de la Madrastra más cruel que es capaz de querer matar a la más bella de las Nieves y de esos monstruos que dibujan la parte negra de un País tan mágico como el de Nunca Jamás. Llegando a la conclusión que los complejos, son la parte más oscura que tiene una sociedad; queriendo enseñar al mundo que había una parte de ella, libre de aquellas sombras.

Y un buen día pensó: “Esto tiene que ser contado”. Naciendo así una columna que describía perfectamente el estilo de un barrio, sus principios, sus curiosidades y la maravillosa gente que le da vida. Es un reino donde no existen villanos ni héroes, solo personas con sus propias vidas y con más, o menos, dificultades; pero asumiéndolas siempre con una sonrisa. Siendo todos y cada uno de ellos unos auténticos reyes.

Esta historia empezó a escribirse hace ya un año. Por sus ediciones han pasado todo tipo de reflexiones, pensamientos, estudios y epifanías. Personas (María, Pili, Nines, Brian, Mauricio, MariJo, Laude, David...), sitios (la Plaza, el Mercado, la Calle Olivares...), penas, alegrías, anécdotas y locuras... Todo lo ha contado este joven fijándose desde su ventana en nuestro barrio. En ti, en tu vecino, en la amiga que te vino a visitar aquel día y fuisteis al Cafelito. Seguro que ha escrito sobre ti sin darte cuenta. Le has hecho reflexionar, le has hecho pensar, le has emocionado o le has impresionado.

Un año lleno de replanteamientos y aprendizajes en los que, sobretodo, hemos aprendido la importancia que tiene la personalidad para poder sobrellevar las dificultades de nuestras vidas.


Un año de defensas al carácter, a ser uno mismo, a no dejarse llevar por lo que dicte nuestra sociedad, a no limitarse por los prejuicios que nos llegan de los demás y a utilizar la felicidad como nuestro mejor complemento.
Feliz Cumpleaños a “Pasarela de Adoquines” y mil gracias a vosotros, por ser los modelos de este genial desfile que, un buen día, alguien a quien se le sigue conservando cariño, la bautizó.

Hace un año que ha comenzado este cuento que esperemos siga escribiéndose... Por Siempre Jamás.

Este cumpleaños es para todos los “lavapieseros”, los mejores vecinos del mundo: multiculturales, tolerantes, alegres, vivaces, característicos y los que me dieron esta idea para darme ganas cada mes de transmitir unas ideas y unos principios que (estoy convencido) todos compartimos.



Periódico Lavapiés Julio 2015.

Diario de una Enferma.

Rubén Alexandre.


Tengo ganas de ir a la playa y ponerme ese biquini coral que tengo en el armario desde hace semanas”, “tengo ganas de salir a la calle”, “tengo ganas de ponerme ese vestido y que me quede como a la chica del catálogo”, “tengo ganas de ir a comer a ese nuevo restaurante italiano de la Calle Embajadores”, “tengo ganas de que la gente no me mire al pasar con asco, si no con admiración”, “tengo ganas de que las gordas nos pongamos de moda”...


No puedo dejar de lado estos pensamientos (y otros más) que no dejan de llegar a mi cabeza. Siento que es tan difícil ser diferente. A veces me pregunto si la gente sabe los esfuerzos que hago para aguantar y seguir adelante.

Las palabras duelen, pero como dice la popular frase “... se las lleva el viento”. Pero mis animadores no se dan cuenta de que hay cosas que el viento, por fuerte que sea, no se puede llevar. No se puede llevar esa cara de asombro de muchos niños, no se puede llevar esa cara de asco con la que mucha gente te mira (y mucho menos esas caras de pena de alguna gente que sabe por lo que estas pasando), no se puede llevar esas estrías que te recuerdan cada día que has tenido un problema y que has pasado a tener otro más grave, ni los nervios, ni la ansiedad, ni el malestar general que tiene mi situación.

Cuando pesaba setenta y tres quilos las miradas eran odiosas, pero no tanto como las que me encuentro ahora pesando cuarenta y uno y medio. De hecho, hablando en principios matemáticos, puede decirse que el odio de las miradas que me encuentro siguen un parábola en forma de campana perfecta. Les repudiaba estando gorda y les repudio igual estando delgada. Eso no me pasaba cuando estaba entre los sesenta kilos, de hecho juraría que la gente (sobretodo los chicos) se pasaban de agradables.

Un número menguante siempre ha sido el sino de mi vida, si antes rezaba para que la aguja de la bascula tirara más hacía la izquierda cada día, hoy no sé lo que deseo. NO quiero volver a aquella etapa en la que la comida era toda mi vida y que tenia que ser “la amiga graciosa” de la pandilla; pero si no subo de peso me estarán toda la semana intentando dar de comer como si fuera un bebé, pese a mis veintiséis años. Realmente, es muy bochornoso y lo paso mal.

Además que no entiendo por qué de repente tanta preocupación. Cuando estaba gorda nadie se detenía en hacerme ni el menor caso, aprendiendo a ser independiente y a confiar sólo en mí misma. De hecho, parte de mi depresión nerviosa viene por sentirme sin nadie a mi lado durante tanto tiempo. Y ahora, que simplemente no tengo ganas de comer porque, siendo francos, ¡no me lo pide el cuerpo!, la gente se preocupa. Sí, es cierto (y reconozco) que estoy delgada pero, es que realmente no necesito comer tanto. dicen los médicos que la comida es energía para mi cuerpo, yo les contesto:
-“¿Realmente necesito tanta energía, como ustedes dicen, para lo que suelo hacer en mi rutina diaria?”.

¿Para qué? ¿Para quedarme tirada en el sofá todo el día? ¿Para quedarme leyendo en la cama? Porque ya hace dos años que acabé de estudiar, no he encontrado trabajo por mi falta de experiencia y, encima (como ya te he dicho querido Diario mío), nunca he tenido amistades de verdad. De hecho, los que consigo metida aquí dentro, se acaban yendo. El otro día Alex se fue al cielo, la verdad es que estaba más esquelético que yo, pero le comprendo. Es que si no quieres comer, no comes. Y la verdad es que no me gustaría acabar así, pero es que con todo esto a mi alrededor se me quitan las ganas de todo y acabo por no hacer nada, estando siempre tirada en la cama y mirando al techo, dejando que el tiempo pase a ver si los médicos cambian de opinión sobre mi caso, si no es así acabaré como el pobre Álex... Que alguien me explique por qué necesito energía para hacer nada.

Además, pensar en lo que me depara fuera, me pone más de los nervios. Mis padres atosigando con los potajes, caldos y churrascos. Los pocos amigos que tengo, atentos si como algo o no en su compañía (¿no pueden disfrutar de la mía y ya está?) y las miradas...; esas miradas de odio de la gente, que me humillan y me ajustician como mal ejemplo y enferma. Esas miradas que me hacen replantearme que qué hago aquí si soy tan diferente al resto. Apestada, anodina y afligida. Siempre con la penitencia de nunca sentirme bien conmigo misma porque, esté gorda o flaca, nadie nunca está contento... Entonces, ¿quién está más enfermo? ¿yo o el mundo que me rodea?

Esta semana Pasarela de Adoquines ha cambiado su estilo para llamar a la empatía de la gente para que tengan en consideración todos los aspectos que en nuestra sociedad (diversa y muy grande) pueden caber. Obviamente defendemos a nuestros amigos con quilitos de más (ya lo hemos hecho en más de un número, como el del mes pasado) pero este mes, queremos que piensen y se pongan en el lugar de esas personas que no tienen la culpa de estar enfermos y “dar grima” o “dentera”. Ellos también necesitan comprensión y apoyo y no se lo debemos de negar porque, aunque pesen poco o no coman bien, son personas también. Ayudemos a todos por igual a ser un poco más felices.


Periódico Lavapiés Junio 2015

Complejos al Sol.
Rubén Alexandre.


a estamos en Junio y a la vuelta de la esquina está nuestro querido solsticio de verano, la Fiesta de San Juan (que ya está considerada a nivel internacional) y las fiestas de todos nuestros pueblos y localidades españolas. Comienza la temporada estival, los festivales, las escapadas a la playa y, a lo mejor no sabemos aún por qué conjuntito de baño optar.

Pues bien, en nuestra Pasarela no queremos dejar pasar la oportunidad de ir fielmente a la moda este verano ya que, fuera de los fosforitos que nos tenían acostumbrados los años anteriores, este año va más acorde a la personalidad propia y a dejarnos enseñar tantos y cuantos complejos queramos enseñar.

El negro, será nuestro mejor amigo esta temporada. Todas las editorales de Moda coinciden en lo mismo, el negro como el mejor acompañante de nuestro bronceado y, los mejores complementos holgados para tapar nuestras vergüenzas. Imaginaros: No nos ha dado tiempo a que la operación biquini (...o triquini, o bañador...) diera el efecto deseado, ¡tranquilos! Los cartanes (chaquetas flojas de toda la vida con distintos motivos) han vuelto a estar de moda. Por mucho que nos sintamos intimidados por esos hombres-gym y mujeres sifilíticas perennes, este año da igual. Podremos esconder todos nuestros malos tributos con esta evolución minimalista del quimono (que tapa más que el popular pareo), lo hombres llevarán pareo y, encima, no tendrán que presumir de falos con falsos rellenos, las bermudas cortas han vuelto y han desbancado a los slips y los farda-h*****, tan populares hasta ahora. Si por el contrario, queréis apostar por algún color, los tonos pastel serán vuestra mejor opción.

Pero tranquilos a todos aquellos que odian pasar desapercibidos en nuestras playas y piscinas. Los estampados siguen siendo aceptados por esta temporada siendo más originales que en temporadas anteriores. Si os gustan los estampados tropicales los tenéis disponibles en todas las firmas Low-Cost. Siendo los flamingos y cuadros multicolores la apuesta segura de H&M y la de ZARA por estampados de flores, rayas y topos (los lunares de toda la vida).

Se aprecian aires diversos de sutiles colores, estampados originales y que la gente sea más libre. Tan libre como en las actuales tendencias de la temporada. El espíritu de la década de los años setenta se deja seducir también por las olas marinas. Dando libertad de imagen a todos en esta época estival que, en principio, marca una libertad que echábamos de menos. También, la moda impone que los complejos no nos hagan pasar malas jugadas. Quedan fuera de escenas los corrillos de marujas (y marujones) que no dejan de criticar el tatuaje de la chica joven, la barriga del marido cervecero y los pechos caídos de la señora mayor que está tomando el sol en top-less. Que cada uno haga y sea como quiera, ya que la libertad viene para quedarse.

El relax está garantizado, con nuestros defectos, pero poniéndolos cómodamente al sol. Cobrando el estilo propio y el carácter, la importancia que durante tanto tiempo (me estoy remontando a los años 50, 60 y 70) tuvieron y que actualmente, se pide a gritos que vuelvan a cobrar esa importancia y que dejen de ser anodinos. Por cierto, si además eres de los nostálgicos de los 90, los bañadores enteros son defendidos por todas las revistas este mes de Junio quedando al margen la preocupación por las marcas solares en nuestra piel. Creo que este año el negro tapará nuestros criticados michelines, los dejará con tono blanquecino y, sobretodo, la posibilidad de que todos podamos disfrutar de la mejor época del año.

Este verano se llevará el ser uno mismo, con complejos (lógicamente todos los tenemos), pero sin ser víctima de comentarios, miradas por encima del hombro, ni acabando recogiendo las cosas de la playa a los cinco minutos porque nos sentimos incómodos con nuestro cuerpo.

¡A tomar el Sol vecinos!





















Periódico Lavapiés Mayo 2015



¿Cambiamos?


 #PASARELADEADOQUINES      Rubén Alexandre.

rovengo de la Ciudad de Cristal. Llamada así por el apogeo de los buenos años del siglo XIX, donde empezó a ponerse de moda la construcción de los edificios cuyas fachadas se edificaban con el cristal más brillante. Así, las barbas de todos los vecinos quedaban a remojar ante una galería transparente y donde la atenta mirada critica de los vecinos se hace evidente. De hecho, en toda Galicia somos conocidos por los pijos y/o estirados, y nuestro “postureo” nos hace famosos; y creo que lo tenemos muy arraigado en nuestra forma de vida, ya que lo teníamos que mantener hasta en el salón de casa. Creedme cuando os digo que reconozco el “quedar bien” a vista de águila.

No era de extrañar que, con una forma de pensar “fuera de lo común”, cambiara en seguida el cristal por el adoquín de esta pasarela. Piedras que siento más mías que el gélido cristal por el que me he pasado la vida mirando sin cesar, buscando la diferencia entre la gente; quizás para no sentirme tan raro.

El caso es que, hablando del miedo durante todo este mes de Abril en las reuniones y actividades de este periódico, no he dejado de sorprenderme por el auténtico miedo que tiene la gente ante un cambio. Pero hasta en lo más absurdo.

Estaba hablando con una amiga hace poco. Tenía unas ganas tremendas de comprarse el típico turbante que tantas veces he visto por nuestra pasarela (quizás si ella tuviera la suerte de tener de escaparate la pasarela que compartimos en el barrio, no diría eso) pero según ella: “Encontré uno por 14 euros en el Bershka, pero pensé que para qué me lo iba a comprar si, total, me lo iba a acabar poniendo una vez y nunca más, por miedo a lo que la gente pensara”. Que esa afirmación saliera de la boca de la persona que más fuerte creo conocer en esta vida, me impactó.

Lo más extraño es otra amiga, en la que también me reflejo, cuando salí de compras con ella. ¡Teníais que haberla visto! En medio del Zara de Preciados, en la zona de probadores con una camiseta básica, una chupa de cuero y una falda larga roja de crepe. Respetando su estilo casual, estaba perfecta. Aún hoy, esa falda sigue en el armario de mi amiga porque no se ve con ella...

Aunque los cambios sean mínimos (y de quita-y-pon) nos dan miedo. Nos anclamos en estilos y formas que son siempre cambiantes, pero mantenemos la misma línea. Solo por el qué dirán. Una opción que es la moda más permanente y dura de quitar de la cabeza de la gente.

Pero nuestro subconsciente nos pide cambio, nos pide gritar en contra de la norma establecida. De ahí todas esas prendas y complementos que quedan dentro de un armario con la etiqueta puesta. Si en un primer momento nos ha parecido una buena opción, ¿por qué lo dejamos ahí cogiendo polvo y naftalina? Y, poniendo un poco de humor al artículo, ¿por qué no pasa lo mismo con las camisas de cuadros y los flecos? ¡Ah claro, es que se lo está poniendo todo el mundo!

A veces pienso que en la naturaleza humana lo que nos mueve (o más bien nos paraliza y no nos deja avanzar) es el miedo. El miedo no nos deja cambiar de un trabajo que ya no nos motiva, no nos deja elegir nuestro mejor destino y no nos deja decidir lo que realmente queremos. Es más fácil seguir el camino marcado, con sus pautas claras y con las reglas del juego … ¿iguales para todos? No, esto último está claro que no. Pero lo aceptamos. Porque cambiar todo conllevaría esfuerzo y, sobre todo, un cambio que no sabríamos si nos va a venir mejor. Y ante la duda mejor lo malo conocido, ¿no?

El miedo sirve en los ecosistemas más simples para la supervivencia. Una gacela no se paraliza ante el miedo de un ataque de un león, corre como el viento intentando escapar de un destino que no quiere dar por sentado. La cautela es el mejor contrapunto del miedo, pero no debe pararnos. Y también debemos recordar siempre que MIEDO son solo cinco letras y que una vida es un cambio permanente.



Periódico Lavapiés Abril 2015


En sus Zapatos...
Rubén Alexandre.
Bloguero de Moda.


Colaboración con Brian Genio.



iempre que paseo por los adoquines del barrio, me planteo cosas que ni siquiera me hubiera imaginado pensar en otros sitios ni situaciones. La empatía, desde que escribo esta columna, me llama y me cuenta una historia distinta en cada adoquín que veo y piso. ¿Será por el encanto que reside en Lavapiés? 


Pienso en los pies de Doña Carmen cuando baja en zapatillas "un segundo" a por el pan para dar de comer a dos hijos, a una de sus nuera y tres de sus nietos. Entre la rapidez que reside en el momento y las piedras de volúmenes irregulares y grietas separadas desigualmente, casi como cráteres, y las dificultades de su vida, me pregunto si alguien no podría ponerle una alfombra roja a esa mujer tan maravillosa que no cesa en su intento de sacar a su familia adelante.

También pienso en ponerme dentro de los zapatos de Isabel, una joven especial e ilusionada con la ciudad, que sólo pretende buscar su sitio en el mundo. Una sonrisa permanente y sus Stilettos favoritos, son su carta de presentación para acudir a entrevistas y darse a conocer en una ciudad que no le ofrece muchas oportunidades por "ser nadie". Siempre me acabo preguntando de donde saca la energía para, en un mismo día a veces, hacer tres entrevistas, corriendo por todo Madrid y teniendo como "base" nuestro barrio adoquinado y no matarse de un tropezón. Claramente Isabel es mi ídolo.

¿Y qué decir de Ignacio? ese hombre siempre ataviado con su traje, sea invierno o verano, bajando y subiendo toda la calle de Embajadores hasta su casa en La Latina porque la Línea Tres le deja directo en el trabajo; haya menos dos grados como cuarenta de temperatura. Sube y baja la calle de Lunes a Viernes con esos zapatos oxford de ante negro viejo, que deben de arder por dentro entre las caminatas que se pega y las horas que pasa con ellos. Sea la estación que sea, siempre sale de casa a las 9:00 y lo vuelvo a ver subir sobre las 21:10 normalmente.

Personas que me encuentro todos los días, pero también los adoquines me hacen ser empático entre toda esa gente que no tiene que sufrirlos. Siendo capaz de ponerme también dentro de las sneakers que lleva esa señora de mediana edad, con el bolso y la bolsa de los tuppers vacíos y que se queda dormida en el metro de lo dura que ha sido su jornada. O en aquella mujer u hombre sofisticados, que nos encontramos todos los días en el metro, con prisas y ganas de que se pare el metro en su parada, visualizando más una apertura de puertas (que les parece que nunca llega) y dejando en anodina existencia la de un hombre que pide ayuda para comer, pudiendo sacar de sus lujosos bags un cheque restaurante para que ese hombre tenga un menú decente para llevarse a la boca ese día. Sin olvidar, en ponerme dentro de esos Monk acharolados, que tan de moda están, de ese joven moderno que deja de lado lo que la gente a su alrededor piense de él, para concentrarse en los nervios que tiene por la cita que va a tener en la parada de Chueca con el chico de sus sueños, pensando en si le llegara los pequeños gananciales de su enana nómina para invitarle o va a tener que dejarse invitar por segunda vez.

Dándole vueltas a mi café en el escritorio del Cafelito, estrenando mis nuevas slippers de antelina; me cuestiono si realmente seré capaz de continuar esta moda que doy a conocer en este artículo, si seré capaz de ver a la gente más allá de los prejuicios que el mundo me impone tener sobre ellos con superficialidad, si seré capaz de valorar las virtudes de la gente dejando de lado mi ojo crítico acusador para no centrarme en sus defectos... cuando dejen de apretarme y mi comodidad se vuelva a apoderar de mis pies.


Cuando estrenamos unos zapatos, de primeras, nos están justos e incluso incomodan pero, cuando su producto empieza a ceder se adapta a nuestros pies y acaban siendo confortables. Quedando, en nuestra comodidad, nuestra ignorancia de las dificultades de los demás. Es una lástima que la empatía y los zapatos no puedan estar más cogidos de la mano en nuestra sociedad.¡Cómo de particular sería nuestra Pasarela de Adoquines si pusiéramos de moda ponernos en los zapatos de los demás!




Periódico de Lavapiés Marzo 2015 

Colaboración Especial con Silvina Magari y Brian Genio.
Las Mujeres...
Rubén Alexandre.
Bloguero de Moda







a actualidad está llena de noticias encabezadas por hombres que no me gusta ni su estilo ni su moda. Así que no escribiré sobre ellos en este mes.




De lo que sí que escribiré es de una tendencia que siempre está presente todos los meses de Marzo. Una tendencia que no debe de desaparecer por mucho que creamos que ya esta todo ganado. Me refiero al día de la Mujer Trabajadora.

El 8 de Marzo es una fecha muy señalada para mí en el calendario. Recogido en el almanaque como el día de una lucha merecedora de todos los buenos atributos que existen. Es cuando nació la primera muñeca que,a parte de ponerse vestidos de princesa, lucía un sinfín de uniformados atuendos para el trabajo, Barbie y mi madre.

Ella siempre me ha inculcado la importancia de esta lucha de un género, anodina dentro de la sociedad, hasta que las guerras del siglo XX. hicieron necesario que almas fuertes siguieran llevando las actividades de los países mientras que los hombres cambiaban sus utensilios laborales por fusiles y cañones en los frentes de Europa. Siendo la oportunidad de miles de mujeres de dar a conocer su gran talento y ganas de aportar algo más en esta sociedad, expandiendo el abanico de posibilidades en sus destinos.

Si una mujer tenía que ser una sumisa esposa y buena ama de casa en el siglo anterior, porque sí; gracias a estos acontecimientos las mujeres pudieron decidir qué destino escoger. Fuera cuál fuera su decisión.

De hecho hoy en día ya no se habla del Día de la Mujer trabajadora, se habla del día de la Mujer; porque sea cual sea tu ocupación, forma parte de la misma lucha: la de la libertad de escoger tu propio sino sea este en casa o fuera de ella.

La mujeres son libres, pero muchas veces se ven en una lucha interna en la que muchos factores las desmoralizan para llevar a cabo una profesión y acarrear el peso de la casa. Siendo el individualismo y las ganas (o la obligación) de encargarse de todo, en ocasiones, el causante de estos miedos. ¿Cuantas mujeres por coger una baja de maternidad, que suele ser bastante larga, fueron despedidas? ¿Cuántas mujeres por quererse relajar un poco en sus profesiones han acabado delegando un poco más y las han desbancado en sus ascensos? ¿Cuantas han dejado de trabajar en carreras prometedoras por el impulso de notar que abandonaban a sus hijos? ¿Cuántas disponen de un compañero que se quede en casa para llevar el peso del hogar para que ellas se realicen profesionalmente? Entonces, ¿podemos hablar de que en la realidad social de las mujeres, reside una auténtica libertad?

Solo hay que documentarse un poco en las cifras y en las mentalidades generales de nuestra sociedad. El paro, si lo dividimos por géneros, nos daremos cuenta de que sigue siendo más elevado en mujeres que en hombres y, si nos fijamos en los puestos directivos que se crean en España, el porcentaje de hombres que ejercen dichos puestos frente a las mujeres es alarmante. No es que no haya mujeres preparadas o con dichas aptitudes, o que no tengan experiencia para coger esos puestos; se trata de algo más complicado. Se trata de una mezcla de impresiones y creencias que he notado que tenemos la mayoría.

Si preguntamos a muchos trabajadores/as si prefieren un jefe o una jefa; muchos contestan que un jefe. ¿Esto por qué pasa? Muchos pensareis que es por machismo, pero ciertamente a esta repuesta la contestan igual hombres que mujeres; el problema reside en el rol que coge la persona cuando le dan el puesto. Muchas veces las mujeres asumen que para ser competitivas y estar a la altura de los hombres, deben adquirir ciertas actitudes que pueden no estar acordes a su verdadera personalidad.

Muchas también sois vosotras vuestras propias enemigas, visualizando el papel de una jefa como el que no es. Una jefa no es el “Diablo que viste de Prada” ni tiene que ser Jullie Andrews correteando por la oficina como si de los prados de “Sonrisas y lágrimas” se tratara. Cada mujer es diferente y todas pueden aportar cosas excepcionales a una empresa; teniendo claro sus valores, reafirmando su personalidad y carácter en el puesto laboral y teniendo la ayuda de vuestro cómplice de vida en casa. Ni héroes ni villanos tienen cabida en el trabajo. Dejad las películas en casa. Y esto va por ambos sexos.

También las mujeres, esto ya es una observación personal, jugáis con una clara ventaja que encierra en sí una gran desventaja. El atributo exagerado por defecto. Sí queridas, os voy a poner un ejemplo muy claro y que todas al unisono me daréis la razón. Un hombre cuando es malo es malo, un hombre cuando está de mal humor pues está de mal humor. La mujer será en estos mismos casos una víbora y “tiene la regla”. Pero esta, como toda “otra cara de la moneda”, mi teoría tiene su contrapartida. ¿O es que nunca os habéis fijado en estos símiles al revés? En el panorama de la lengua castellana hay muchos vocablos negativos que quedan extintos si nos referimos al género femenino. Esto me lo enseñó ya hace tiempo un buen amigo contextualizándome con esta pequeña afirmación: “Rubén, de un hombre siempre podrás decir que es un viejo, de una mujer no te sale referirte a ella por “vieja”; puedes como mucho llamarla anciana pero, ante todo, siempre te saldrá más utilizar SEÑORA”.

Así si una mujer va muy arreglada, siempre diremos que está fabulosa; con el caballero nos quedaremos en que va elegante. Cuando el hombre cumpla años diremos que cada día está más interesante y de las damas exclamaremos lo bien que se conservan. Si un hombre es bueno, una mujer será una Santa. Y si un hombre llega a presidente, su mujer será la Primera Dama.

Como ven, todo lo que hacen las mujeres siempre está hecho de forma superlativa y siguiendo este punto de vista, sin ánimo de ser feminista, podemos hacer la siguiente conclusión: todos sus actos encierran una solemnidad de la cual el género masculino carece por completo. Siendo, cualquier cosa que hagan, estudiada y observada; para poder todos mejorar con el ejemplo de las mejores.



A nuestras lectoras, a nuestras vecinas y, en definitiva a todas las mujeres; va dedicado este artículo y gracias por dejarnos todos los días embelesarnos con sus pasos a lo largo de nuestra Pasarela de Adoquines.

Feliz Día de la Mujer.


Periódico de Lavapies Febrero 2015

Fashion “Love” Show.

Rubén Alexandre.


Estamos en el mes del Amor. Sí, amigos. Acaba de empezar el año y ya estamos con la siguiente masificación comercial del año: San Valentín y las grandes Pasarelas Internacionales de Moda de la Mercedes Fashion Week (que es mi único gran Amor verdadero).


Pero, superficialidades a parte; hablemos de una tendencia que nunca pasa de moda: la búsqueda del Amor eterno. O, al menos, que dure lo suficiente para recibir un detallito el ansiado 14 de Febrero.


Es el mes de las joyas y los complementos. ¿Que hay más fácil que regalar una joya o un reloj? Los complementos, parecen ser la mejor solución para firmar promesas e ilusiones de que un proyecto, donde volcamos muchas de nuestras ilusiones, llegue a buen puerto. Alianzas con fechas, perfumes, gemelos en forma de corazón, bufandas rojas que nos arropen del frío, o esa corbata de seda que le regalas a tu marido todos los años y que nunca se pone.


¿Algo que sella promesas o que permanece en la otra persona para recordarle a quién pertenece su fidelidad? Los cínicos sobre el amor, nos jactamos hablando de este día con estas connotaciones: “es superficial”, “banal”, “una ayuda del capitalismo para afrontar y superar la cuesta de Enero”...


Pero, pese a mi cinismo original, para todos aquellos que creen que esta tendencia viene de la formación de los grandes centros comerciales, os contaré de donde viene esta tendencia de celebración, más milenaria de lo que creemos. Hay que darle al César, lo que es del César.


Primero de todo, hay que poner en conocimiento que este día era la celebración al Dios Eros. El Dios del Amor para los griegos y Cupido para los Romanos. Así; miles de jóvenes peregrinaban a los templos dedicados a este Dios, para otorgarle ofrendas que les permitiera encontrar al verdadero compañero de sus vidas.


Pero su principal historia es más romántica y revolucionaria. San Valentín era un sacerdote que ejercía en Roma en el Siglo II. Un mandato de Claudio II dictaba que los jóvenes soldados no se les permitiría casarse, dado que al no poseer distracciones familiares, eran más aptos para enfrentarse a las batallas del Imperio. San Valentín, rehusó la orden del Emperador, y continuó celebrando bodas para los jóvenes soldados a espaldas del régimen. Cristiano Ortodoxo, y no habiendo sido aún instaurado el Cristianismo como religión del Imperio ( se haría al siglo siguiente), fué sentenciado a muerte y martirizado por su desobediencia. Así el Mártir, muerto el 14 de Febrero del año 270, sería sepultado, según narra la leyenda, muy cerca de un Almendro (símbolo cristiano del Amor).


San Valentín, podría haber sido un mero “alcahueto”, o un “celestino”. Pero su lucha marcó una tendencia. El luchar por lo que se cree y por el Amor, aún siendo la muerte su fatal destino. Miles de historias y fábulas que nos acompañaron a lo largo de nuestra vida, avalan este reconocimiento a luchas por amor; con o sin dicha: Romeo y Julieta, El lago de los Cisnes, La princesa y el Sapo, Blancanieves...


Historias y cuentos que nos muestran, cómo el amor no pasa de Moda. De hecho, solo tenéis que ver la cartelera semanal de los cines para daros cuenta de que es un tema que sigue dando de qué hablar.

Claro que los grandes Centro Comerciales se aprovechan de estas tendencias milenarias para sacar tajada. Pero, también, nosotros podemos cambiar las tradiciones. Más que cambiarlas, hacerlas nuestras. Pasad ese día en pareja, y que vuestro mejor regalo sea vuestra mejor sonrisa, vuestra más tierna mirada y vuestro Beso de Amor verdadero. Que lo más importante no sea esa sortija de plata o colgante en forma de corazón (Por cierto, creo que algo me revuelve las tripas en este momento y no son mariposas, precisamente); con dos nombres y una fecha grabada. Una pareja no es un inicio, ni un final. Siempre es una historia. Que a veces es fugaz y, a veces es; por siempre jamás...

Artículo de Opinión Periódico de Lavapiés Febrero 2015

Nuestra Primera Esquela.
D.E.P. Libertad.
Rubén Alexandre

¡BOOM! Así es una de las formas en las que más comúnmente muere la libertad.

En las guerras, el porcentaje de inocentes civiles muertos frente a los soldados en combate, es alarmantemente superior. Pero mucho más en los actos terroristas.

Actos que, de repente, bien organizados y con alevosía; hacen que vidas humanas se vayan, sin dejar ni un pésimo adiós a sus familias y seres queridos. Que se pare la existencia de un número “X” de personas, pero que la muerte en vida llegue para muchas otras. Ese paréntesis, poco a poco desaparecerá (en Francia durará tres días negros) pero, ¿y para sus familias? Esa sombra de oscuridad siempre estará en mayor o menor medida.

Entiendo, que las personas se sientan indignadas a veces. Que su credo sea estricto y ortodoxo. Pero nunca entenderé, como en nombre de Dios, puedes arrebatar vilmente las vidas de personas. No lo acepto. Es una costumbre milenaria de muchas culturas, en la que la decadencia de la raza humana se deja en evidencia. No se trata de “la palabra de Dios”, se trata de personas soberbias que se creen por encima de sus víctimas y, que se creen con el derecho de coger un rol de “pseudo-Demiurgo” ; que, si realmente existiera; haría que sus cabezas se replantearan, muy en serio, su papel en este mundo. Después, claro está, de hacerles ver su “ira divina”.

La injusticia asolapa nuestro mundo. Occidente maltrata a oriente, explotando sus recursos naturales desde tiempos inmemoriales, haciendo que la riqueza se quede en nuestro lado continental. Sus credos son rebajados a menos y sus costumbres, si no son reemplazadas, son humilladas y vejadas. Aún así, la venganza y el ataque gratuito no son una solución.

Una sociedad global debe de tener una base sólida, que no se forjan con guerras y tratados, que quedan en un segundo plano y que solo sirven para crear días de celebraciones y puentes, sin dar un sentido estricto a nuestra propia existencia común.

Las reglas morales y la ética, no tienen porqué disiparse de nuestras identidades religiosas, pero si que opino que no podemos jugar con la vida de las personas porque hagan caricaturas de mal gusto, mofas o burlas de nuestro credo, o incluso de nosotros mismos. En especial, porque las auténticas víctimas de estos conflictos, suelen ser personas ajenas y totalmente inocentes.

No podemos abogar por la decadencia de las civilizaciones como ha ocurrido a lo largo de la historia. Y este tipo de actos, los cuales no sirven ni para bien ni para mal para ninguna de las partes, que desaparezcan ya del todo de nuestra realidad social.

Da igual en nombre de quién: Alá, Yaveh, Brahma, Buda... Son deidades, por encima de nosotros, que no se van a dignar a dictarnos actos, porque no somos dignos de tener comunicación directa con ellos. Da igual los profetas que lo afirmen, los actos de maldad encierran solo maldad. Y las leyes del Karma, del “ojo por ojo y diente por diente” y todos los símiles religiosos de la ley del Talión; no deben permanecer más en nuestra sociedad si buscamos la justicia y la equidad de todos los hombres y mujeres.

Y cogiendo de referencia las palabras de Hollande: “Son nuestros héroes. La Republica se ha visto atacada hoy”. Diré con indignación y rabia:

No, Hollande. Se ha atacado a todas las personas de este mundo. Coartándose con miedo a su libertad de expresión y, sobretodo, decir que no son héroes. Un héroe, es aquel que muere convencido de su causa y de sus convicciones durante una lucha, de la que cree que saldrá un futuro mejor para sus descendientes, muera o no en batalla (porque recordemos, que hay miles de luchas donde no hace falta que muera nadie), y no cuando, desválidamente (cuando ya creemos que tenemos ganado nuestro derecho de libertad), alguien se encuentra en una reunión de Redacción del Periódico en la que trabaja para llevar el pan a casa y un loco, le arrebata la vida cruelmente; por muchas convicciones religiosas o ansias de venganza disponga. ¡Son víctimas!, de un fanatismo que (sin miedo en mis venas diré) que es atroz, una justicia divina desmedida y descompensada y que solo atraerá más muerte y destrucción con las que crecerán los hijos de todos nosotros. Y, usted, tampoco es quién, de utilizar su martirio en “pro” de su Nación y de su Marketing político.
Y a todos los Dioses del credo humano habidas y por haber, cojo por consabido que si alguna de ustedes es la verdadera, y si realmente existe; que sepa que me repudia el tipo de sociedad vengativa y enfermiza que han, o ha, creado.

Que nuestra religión o filosofía sea nuestra insignia de pertenencia, que la oratoria (sin marketing de por medio) nuestra mejor arma y, el Derecho a la Vida, conclusión inicial de lo que debemos hacer entre todos: Un mundo mejor y libre. No puede ser esto una “Santa Inquisición” o una “Guerra Santa” permanente.


Periódico Lavapiés Enero 2015

MANUAL DE USO DE UNA FASHION-VICTIM.


Todos nos preguntamos cuál es el secreto de que a esa chica, que nos encontramos en el metro todas las mañanas, que siempre parece que va impecable y que va a la última.

Pues bien, tras años de investigación y de conocer mucha gente de esta índole, creo que he llegado a confeccionar un gran Manual, el cual hay que seguir fielmente. Si no volverás a ser la chico/a que siempre has sido.

Aunque ponga símiles femeninos, los hombres también lo podéis aplicar a vuestro día a día. Sustituimos tacones por castellanos, vestido por traje y BB-Cream por... ¡Vale! los hombres que quieran seguir este Manual no tendrán ningún prejuicio en utilizar una BB-Cream; y ya está.

También, en cursiva, os pongo una serie de palabras que debéis memorizar. Se trata de una serie de anglicismos que es de obligado cumplimiento. Lo mínimo son tres por minuto. No no hace falta que toméis clases de inglés, tan solo con estas ya sois lo bastante cool, como para pasar inadvertidas, incluso en el entorno laboral.

Apuntaros estos pasos en vuestra agenda por día de la semana:

Lunes, has descansado lo suficiente el fin de semana y te ves con fuerzas de envolverte en tus mejores tacones. Hasta te atreves con un toque de color acharolado para aportarle brillo a tu outfit, solo en los complementos, claro, ya que si no quedaría muy vulgar.

Martes, la jornada del día anterior te ha agotado, pero estabas descansada y tuviste la oportunidad de pasar una tarde con Toni por los sitios más chulos de tu ciudad. Así que hoy solo haces la rayita del ojo con un poco de base y empiezas tu día con esos salones, que son confortables a la par que te estilizan las piernas aportándote seis cms más a tu glamour.

Miércoles, en el ecuador de tu semana, ya optas por una rápida BBCream y unos zapatos de cuña baja, o incluso, si has tenido la oportunidad de quedar con Toni para un cine el sábado, hasta unos tacones; pero con plataforma. ¡Bendito peplum! Eso si, bailarinas en el bolso, que no falten.

Jueves, “me apetece NADA, hacer algo”. Así que tu mente recuerda aquel reportaje del Stilo Cuore, del que Vogue nunca se haría “eco”, donde te reafirmaba la moda de los snakers y que encima RiRi, tu diva favorita, disponía de una frase ingeniosa donde afirmaba que daban a conocer tu personalidad. Así que te las calzas en conjunto con tus jeans de algodón satinado (seguimos aportando brillo a nuestros outfits, aunque no tengamos fuerzas para brillar...) y tu chupa de cuero. Que también es muy in.
- “Si me surge un after-work tengo unos stilletos en el cajón del escritorio de la ofi...”. Tienes que meterte este acto y pensamiento en tu mente.


Viernes. ¡Bendito Viernes! te levantas y al rato, mientras estas revisando las noticias de tu TimeLine, empiezas a recibir todos los #FF de la gente que te adora sin conocerte (si no tienes seguidores en twitter, cómpralos, el otro día vi una oferta de 500 followers por 9,99 €). Sabes que ya queda menos para tu fin de semana y que el amigo de Tony trabaja dos manzanas más abajo de tu oficina en la Castellana. Te enfundas tu nuevo vestido negro con detalles de encaje y con final cut-out con tus botas a juego de la #tendence, de un tacón razonable para soportar el camino a la ofi, no sin antes haberte hecho esas onditas; que te encantan, para visualizarte como un auténtico Angel en una de tus pasarelas favoritas.

Estas son las nociones básicas que debes de tener en cuenta, para impedir, que snobs estiradas te miren por encima del hombro cada vez que te las cruzas. Si sigues estos pasos y aún así, recibes la percepción de que siguen haciéndolo, tranquila reina, es que lo estas haciendo mejor que ellas.

La otra opción siempre será ser tu misma, ponerte lo que te gusta, pensando solo en ti y en cómo te sientes. Intentar, en la medida de lo posible, combinar en tonos de color tus conjuntos ( hay muy buenos blogs dedicados a la imagen personal, que realmente ayudan bastante, porque hay más mundo a parte de los EGOblogs, ¡sí!) .

Y que lo que la gente piense te importe muy poquito. Ser uno mismo respetando a los demás es un complemento que nunca debería pasar de moda.

Ya lo decía una mujer a la que siempre he admirado; y no a su firma, dado que actualmente no creo que ella la hubiera llevado como lo están haciendo actualmente: “La Moda pasa, el estilo permanece”.

Feliz Semana...


Periódico Lavapiés Diciembre 2014 (Colaboración con Brian Genio)

PASARELA DE ADOQUINES

¿Relación Material?

Rubén Alexandre.
Bloguero de Moda.

Llega la Navidad. Villancicos, reuniones familiares, reportes de cómo nos ha ido el año, deseos para el año próximo y... Regalos.

El consumismo también nos aborda en estas fechas. Incluso, a veces, creo que nos importa más qué vamos a regalar o qué comprar para ponernos guapos en estas fechas, que su auténtico sentido ¿no?

¿Sentimos algo cuando compramos algo a alguien? ¿O solo nos interesa el quedar bien? Y también a veces me pregunto: a la persona que le hacemos un regalo, ¿la conocemos tanto como para saber lo que realmente quiere? “Qué más dará si existen los tickets-regalo en casi todas las tiendas” nos auto-responderemos casi todos. Pues como si de un Espíritu de la Navidad Pasada fuera, os relataré una historia conmovedora.

Siempre recordaré un tiempo que estuve en una tienda trabajando… Vino una humilde señora a comprar unos Stilletos rojos pasión de ante natural y preguntando por un número difícil de encontrar para su hija. Era la más guapa, la más alta, la más lista... Con ojos enlagrimados de una madre que no paraba de pensar: “Estos zapatos son ideales para el vestido que mi hija se va a poner este Fin de Año. ¡Ay, si hubiera la talla!”. Y como caído del cielo, puesto a propósito para esa señora, encontré la talla. Cuando la acompañaba a la caja para cobrarle, intentando venderle un bolso que podía llevar a juego, me di cuenta de que sacaba un sobre, prácticamente con el dinero justo para los zapatos. Debía ser el típico sobre que algunas empresas siguen dando con el aguinaldo. Cesé en mi intento furtivo de venta cruzada. Me di cuenta del esfuerzo que hacía por su hija y pude observar los ojos de la señora: brillantes y nerviosos. Sabía que el esfuerzo iba a merecer la pena: su niña iba a ser la más bonita para ella esa noche.

A los tres días siguientes mi espíritu navideño fue usurpado por una snob que quería esos zapatos de 125 € (los cuales se atrevió a llamar “básicos”) para una simple comida de empresa...

Como veis, un mismo acto o un mismo objeto no significa lo mismo para una u otra persona. Yo, en ese zapato, además de otras miles de historias de Navidad, siempre me quedaré con esa mirada de la señora mientras iba a la caja a pagar; esos ojos que, por una parte reflejaban nostalgia de aquellos tiempos donde su hija era más pequeña, y por otra parte, también ese orgullo de que, lo que le había costado tanto dinero, haría muy feliz a la persona que más quiere en este mundo.

Asqueado del consumismo enfermizo que derrocha mucha gente en esta época del año, he preferido quedarme con esta historia para el resto de mis días, teniendo la esperanza de que siempre habrá gente que lo que busque en estas fechas es demostrarle a esas personas que quiere, pese a lo duro que haya sido el año, lo especial que son para ellos. Que los regalos no importan, ni lo caro que son, ni lo que valen. Que lo que cuenta es el amor con lo que se envuelvan y, sobre todo, la verdadera magía de la Navidad: sacar lo mejor que hay en cada uno de nosotros una vez al año, para coger trazas de cómo hacerlo posible el resto del año.

Uno de mis propósitos para el Año Nuevo es darle a cada cosa el valor real que tiene ¿ Y el tuyo?

¡Feliz Navidad a todos, vecinos! Y que todos vuestros deseos se hagan realidad este próximo 2015.


Periódico Lavapiés Noviembre 2014

PASARELA DE ADOQUINES

Oda al Carácter

Rubén Alexandre.
Bloguero de Moda.

La Vida es como nos viene. No paramos de tener altibajos. ¿O alguien puede decir lo contrario?

En todo es así, por mucho que otros nos intenten hacer ver las cosas de distintas maneras.

Como en la moda, perdón, en la vida..., somos nosotros los que debemos tomar las decisiones que tomamos y seguir adelante con ellas. Hoy, mismamente, me he puesto sandalias y ha llovido. He sido yo el que ha soportado mis estornudos, no mi vecino. También he llegado a una entrevista de trabajo y el entrevistador, después del saludo cordial, se atrevió a afirmarme “Tienes mucho carácter..., ¿verdad?”. Todos nos hemos sentido alguna vez un poco acosados por los prejuicios de nuestra imagen personal, ¿no?

Me encanta cuando la gente, sin ton ni son, habla sobre otra persona sobre la cúal ni tiene el gran gusto de conocer. Pasa en cualquier momento o circunstancia. Alguien entra en tu tienda, te cruzas con una persona por la calle, le haces una entrevista... Y tu vida es tan triste que sólo eres capaz de ver lo negativo de esa persona o, al menos, lo que tú crees que es negativo.

Dice la Constitución Española que todos somos libres. Yo no paro de preguntarme para qué. Cualquier acción u opción va a ser criticada, analizada y vista desde un punto de vista distinto al que nosotros mismos pretendemos.

Por esta misma razón me encantan los domingos del Rastro. De odiar los Domingos toda mi vida, porque simbolizaban el fin del “fin de semana”, me acabaron pareciendo el mejor día para madrugar, aprovechar una jornada festiva y ver cosas y gentes que ni imaginaba.

Estaba el otro día sentado en nuestro Mercado de San Fernando y no paraba de mirar embobado toda esa juventud, ardiente de deseo de mostrarse a sí mismos. Cada uno con su estilo, pero todos con un estilazo común: El no mirar a nadie por encima del hombro y sin criticar. Unos con colores más llamativos, hubo quien ya llevaba outfits de Otoño, otros de Verano, algunos más hippies (¿o ahora es que prefieren llamarse hipsters? No me entero...) Otros más pijos y el resto más chandaleros. En definitiva, todos encantadores y, bajo mi punto de vista, las nuevas generaciones que vienen tanto de la Vida, como de la Moda: LIBRES Y RESPETUOSAS.

A toda esa gente, nuestros vecinos (que se coartan de permitirse el lujo de no ser ellos mismo y no paran de criticar a los demás) les invito a que lo hagan y, a todas aquellas personas que ya tienen las ganas de mostrarse tal y como quieren ser vistos, les digo OLEEË!! Porque Mientras tengas carácter serás fuerte y además ellos tienen muy bien aprendido de que la palabra miedo es sólo una pequeña palabra de cinco letras.
Gracias por enseñarnos la libertad, a ser uno mismo y a no amedrentarnos ante prejuicios innecesarios.


A todos ellos gracias por vuestra Moda y por mostrarnos un cachito de vuestras Vidas.



Gracias vecinos de Lavapiés/Embajadores/ La Latina.

Periódico Lavapiés Agosto 2014

Pasarela de Adoquines
LA VIDA DE LA MODA.



La moda es como la vida de cualquier persona: Nace, se reproduce y muere.

Incluso, por las últimas tendencias del mercado, hasta vuelve a la vida. Y para las personas que en su misticismo avalan la reencarnación, me darán un poco de razón.

En cualquier lugar, puede nacer. A diferencia de los seres, la moda no nace de una unión corpórea. No hace falta magia ni química. Sólo la libre voluntad de crearla.

Los genios no crean Moda, crean artificios que pueden serlo, o no.

Los que las crean son las personas que pasean por nuestra particular pasarela de adoquines, y prueba de ello es esta historia.

Una tarde Veraniega, como cada día, unas personas estaban tomando algo en su terraza favorita de la Calle Embajadores, al amparo de la sombra.


Faltaba el momento en el que, como casi siempre a las mismas horas llegara él. Un joven negro, con semblante serio e, incluso, distante. Nos viniera a ofrecer sus películas como siempre. Y yo, dándole una repetida negativa cada día.



Un día, a su oferta añadió unas graciosas pulseras de abalorios redondeados amarillas, rojas,verdes y negras. Las cuales desde que las ví, siempre me apeteció coger una, pero siempre me pillaba sin dinero, solo con la tarjeta o siendo invitado por un amigo.

Un buen día, el destino por fin nos unió, teniendo un euro listo para comprarle una de sus pulseras, estando acompañado de cinco personas más. Las cuales, asiduas como yo a la misma terraza, no dudaron en seguir la pequeña moda que proponía.

Poco a poco, todos fueron haciéndose con las suyas. Y de una simple y sencilla pulsera, ahora puedes apreciar que todos en esa terraza poseen una. El semblante del joven, ya no era serio y mucho menos distante. Regalándonos una sonrisa cada día. Y a veces, incluso, nos acaricia la oreja, una forma tierna y diferente que tiene Él de agradecimiento.

Ese es el espíritu de la Moda, las ganas de nacer, las ganas de tener algo parecido unos de otros y algo que les haga miembros de algo.

Cualquiera puede crear Moda con un simple gesto, solo hay que que querer que nazca. ¿Y si ponemos de moda ser nosotros mismos? Solo tendríamos que ponernos todos de acuerdo en respetarnos unos a los otros. ¿Lo ponemos en práctica?

Revista Lavapiés

PASARELA DE ADOQUINES
Derecho a ser Feliz.



Todos conocemos la moda desde el mismo punto de vista: el de las revistas, la publicidad, el de las celebrities...

Sin darnos cuenta de que la moda no es sólo eso. Es nuestro día a día. Es como te sientas, como esté el día, la temporada en la que nos encontremos.

La moda es parte de nosotros aunque no lo creamos. ¿Nunca nos hemos vestido de una forma totalmente diferente para una boda o una entrevista de trabajo?

Independientemente de que guste o no, nuestra imagen cambia según las circunstancias. Al igual que en la moda cada temporada. Sus artistas intentan en cada una de ellas reinventarse a sí mismos a través de sus emociones y vivencias para transmitirnos esas ideas que tienen.

Lo mismo, aunque no nos demos cuenta, lo hacemos nosotros.

No utilizamos glamurosas pasarelas para exhibir el estilo de cada día, pero sí que la gente nos lo nota. Siendo los Adoquines de nuestro barrio ese sustento que nuestros pasos necesitan. Pasos que cuando nos sentimos con fuerzas y seguros, retumban en nuestras calles estrechas en la oscuridad de la noche (En la Calle del Olivar, en la de Mesón de Paredes, a lo largo de la Plaza...). Pero que cuando nos invade el complejo y el pesimismo, por diversas circunstancias de nuestras vidas, hacen que esos pasos sean tímidos y sin sonido, como si del paso de una sombra se tratara.

La Moda puede ser útil, no para vernos mejor, si no para levantarnos ese ánimo decaído. ¿Por qué no realizamos una prueba? Un día reinvéntate, hazte con un Outfit asequible si estas en el Paro (en el Barrio tienes un sinfín de posibilidades para ello). Enseña tus mejores atributos y esconde en la medida que puedas tus defectos con ropa veraniega y ligera. Aunque el desamor te impida disfrutar de la solana que broncea nuestro Barrio, tu luto ya es negro en tu alma, ponle color a tu atuendo, el negro va con todo.

No importa lo que te aflija, puedes dedicarle cada mañana a pensar en como combatirlo y la Moda, no solo está ahí para que cuatro guapos luzcan estupendos en dos revistas de actualidad. También está para que tú te des cuenta de lo especial que eres.

Sed felices vecinos.



Rubén Alexandre.

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