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El Beso IV


En un tren que va a 190km/h. Sin ningún miedo de que me pongan una multa. Pero, de repente, se para casi en seco porque se aproxima un cambio de tipo de raíl. La velocidad baja paulatinamente hasta que sientes que se para del todo.

IGUAL PASA CON EL DESAMOR.


Nos enamoramos y vivimos, sin quererlo, una pasión que va creciendo, haciéndose fértil en el centro de nuestra alma, a veces lo buscamos; en mi caso no, pero así me ha pasado.

Tan cierto como que la vida es injusta; tarde o temprano, por la razón que sea, llega el desamor. Los besos ya no tienen sentido para quien los recibe, y para el que los da recibe solo frialdad. Parece que es una carta del Tarot que no está nunca ilustrada. Está la Muerte, El Enamorado, La Luna, El Loco, pero nunca el desafortunado desamor. Entonces, si no es una desdicha que suela prescribir el destino, ¿por qué existe? ¿por qué alguien es capaz de darte todo su ser hasta un porcentaje tan elevado el cuál te acaba enganchando para luego arrebatarte ese sueño, que no codiciabas, pero acabaste anhelando?

¿Somos locos o somos desafortunados?

En ese mismo tren una pareja cada uno de ellos. Uno viendo un making-off (ya ves, vaya forma de matar el tiempo) y la mujer en el asiento de enfrente con las piernas relajadas en el sillón de al lado. Y Yo aquí deseando que estés aquí para echar hacia atrás el brazo de en medio de los asientos y dormir una siesta sobre tu pecho escuchando tu, arítmico por cierto, latir. Dejando mi gabardina y mi sombrero a modo del Hombre Invisible, porque es como te siento ahora, como que existes pero no estas aquí.


Quiero sentir esos besos que siempre valoré más que a mi vida y quiero que sientas la fascinación que otras personas sí sienten y que dejaste escapar. Pero el pasado ya es presente y ya estoy aquí. Lejos, muy lejos. Te recordaré por tus fotos, tus susurros, durante las pesadillas que me despertaran y pensaré en tus ronquidos que no me acompañarán nunca más para tranquilizar los mil y un llantos que tuve que aguantar.

Mi mayor temor se ha cumplido, como casi todos, un sino o maleficio, que hace que todo lo que me importa lo pierda, pero que nunca pensé que serías tú, de ahí luchar tanto.

De ahí estas últimas letras para crear un último Beso, el Beso más precioso que te he dado, esperando que siempre estés con una sonrisa permanente. Porque es como deseo que permanezcas, feliz y con una parábola ascendente dibujada en la comisura de tus labios de forma permanente. Porque es el recuerdo que me queda de aquellos labios que ya nunca tocaré. Unos labios que no quiero ver tristes.

Un besito al que ya nunca será un voguero.



Rubén Alexandre.





Fotos editadas a través de PSCS5 para iOs y PSCS6 para Windows.






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