Siempre defenderé lo mismo: la Moda, a parte de un arte, es como la vida. Llena de aciertos y tropiezos. De los cuales siempre, haciendo de tripas corazón, nos levantamos. No nos vamos a quedar ahí abajo, ¿no?

Pero si que es cierto que el otro día estaba sopesando la vida que me espera para este 2015, intentando realizar algún tipo de premonición, repasando los años anteriores y viendo, con atención las noticias sobre lo que le depara al país; porque siempre tengo la absurda idea de que si “España va bien” algo me tocará a mí.

Bueno, de acuerdo, llevo desde el día quince de Diciembre con este rompecabezas.

Sopesando, te das cuenta de cómo acaba siendo el ciclo de la vida de todos. Siendo las caídas, más numerosas que los primeros puestos de un podio. Y en la Moda eso no cambia mucho.

Echando la vista atrás a los recuerdos del pasado, me venían un millón de recuerdos que, quieras o no, te hacen mella en lo que eres. A mi mente llegaron las memorias de errores más recientes que tuve: ser un quejica, no conformarme, estudiar una carrera sin auténtica devoción, no tomarme en serio mi futuro cuando era más joven, no prestar atención a la los mensajes que me venían desde siempre... Y recordé las criticas de los niños sobre mi gran nariz y mi acné precoz con once años. Las veces que combiné azul marino y negro, las veces que me puse pana, o las veces que también se levantaban los dedos delatadores porque repetía conjuntito... Que esto último lo seguiré haciendo hasta que consiga el poder adquisitivo del rey de España. Repetir conjunto, no es pecado en economía inferiores a los 800 euros de ingresos mensuales.

Pero esos errores, fueron sentando unas bases que sirven para que hoy, se difuminasen (hasta borrarse) y que todo el mundo exclame “¡Que estilo tiene siempre este chico!”. Aunque no tenga mayor trascendencia, porque no consigo mucho más.

Es en serio, cuando digo (y que valga la redundancia) no hay que tomarse tan en serio el mundo de la moda. Al igual que en la vida, hay que tener un poco más de filosofía y tomárnosla de la manera más relajada posible para, precisamente, vivirla y apreciar sus lecciones.

Así que cuando te veas en casa a tu gusto, échale narices y sal por la puerta con ganas de comerte el mundo. Si alguien critica tu estilo porque, no está bien conjuntado, los materiales no casan, se te ve fatal, etc. Recuerda siempre esto: Esa persona ha cometido el mismo error que tú antes. Es una verdad como un templo. También, y esto es una observación personal, debes de aprender a no quedarte con el modo en que vienen las criticas, date cuenta de la de necios sin educación o respeto que te vas a encontrar; pero si interiorizas el tipo de mensaje que te están mandando, mejorarás una parte de ti; haciendo que, los que son tus enemigos, se fastidien en el futuro porque te han ayudado, no solo a saber levantarte, si no a quitar las siguientes piedras de tu camino.

Además, si no encuentras tus aciertos (o más bien no los quieres ver) solo tienes que dar la vuelta a las cosas. El azul Marino y el Negro es combinado por Olivia Palermo (Una chica que, según las revistas de Moda, viste muy bien), estudié una carrera por el mero hecho de que tenía salida pero que es realmente preciosa y ecléctica y nunca he conseguido encontrar mi sitio en el mundo del Turismo, de la Moda ni en el sector del Marketing pero; siempre me quedará el consuelo de que, durante el camino a intentar conseguir mis metas, he conocido a gente maravillosa y he estado integrado en proyectos que me han encantado y me han aportado millones de nuevos conocimientos y vivencias.

Los sueños a veces se cumplen, a veces no y a veces a medias. Y, normalmente, por mucho que repitamos en voz alta un sueño, eso no siempre hace que deje de ser abstracto. No hay que desanimarse y hay que seguir. Hasta que, razonablemente, nosotros resistamos, claro está (la energía no desaparece pero si que se nos desvanece ¿no?). Porque una retirada a tiempo también es una victoria.

*Dedicado a todos mis amigos y conocidos de Madrid, a mis compañeros del Periódico de Lavapiés y a mis geniales vecinos del Quinto y, aunque la tenga incondicionalmente en A Coruña, a Silvia. Nunca he soñado con el placer que sería conoceros a todos vosotros, pero lo hice realidad y sois mi sueño cumplido.